Quedará un país de sobornados, de vedetes sin Pasapoga, de chisteras sin lustre, un país de gente incapaz de explicarse cómo fue capaz de conformarse con tanto, de comulgar con ruedas de molino, de aceptar las conclusiones del 11-M, de jugar en la misma mesa con un tahúr de izquierdas y otro de la SGAE, de improvisar una educación y una universidad de sindicato vertical. Un falansterio de cesantes políticos, en eso quedará este país de conformistas en conserva, este país de políticos desviados, como los clientes de aquellas prostitutas del XVIII que llegaban vírgenes a los 60 años.¿Cómo es posible que el Sombrerero Loco haya dado sentido a tanta ideología sin sustancia? Sin duda, mucha gente se lo preguntará. Quizá vivamos en un país de Sombrereros, y él sea el primero entre iguales. Tim Burton podría hacer una buena caricatura de nuestro socialismo, ya que la reforma educativa, forjada por pintores daltónicos, nos ha quitado la capacidad de leer a Lewis Carrol. Si nuestra juventud poseyera todavía algo de comprensión lectora, comprobaría que Leire Pajín siempre repite a la Reina Roja: “Que le corten la cabeza", que el propio Sombrero llega tarde a casi todo, incluido su entierro: “¡Dios mío! Este reloj lleva dos días de retraso!". En cuanto a los mutualistas que lo votaron, habría que contestarles lo que explicaron a Alicia cuando vio dormido al Rey Rojo: “Eres una figura de su sueño. Cuando ese Rey despierte, te apagarás como una vela".
Alonso Guerrero es escritor y literato a parte de profesor de lengua y literatura en Alcalá de Henares.
Extraído del Diario de Alcalá.

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