La revolución se hace cada día, cada hora... A través de los actos cotidianos vamos moldeando esa revolución que no se basa en coger un fusil y disparar desde una barricada, es mucho más que todo eso. La vida, es la revolución.
Ésta puede ser dividida en tres partes:
- Difusión
- Concienciación
- Acto
Actualmente estamos en el primer paso, el de la difusión. Un paso que ya fue realizado hace poco más de un siglo y que hoy vuelve a ser la actividad prioritaria. El desconocimiento global de nuestro "ideario" es tan grande, que ni si quiera nosotrxs somos capaces de describir perfectamente cómo sería esa sociedad idílica... Conocemos la base, pero desconocemos el cómo y la profundidad del mismo.
La difusión sirve para instruirnos nosotrxs y ayudar a que otras personas se sumen a esta odisea que trata de hacer cumplir la utopía ya realizada en un pasado y, aunque a pequeña escala, en el presente. Este punto es uno de los más importantes ya que sin él terminaríamos haciendo no una revolución, sino una guerra civil, y no tiene por qué ser ésta sangrienta, puede ser intelectual y represiva. La difusión de lo que queremos conseguir sólo tendrá éxito cuando nosotrxs, lxs que la difundimos, sepamos exactamente cómo debería estar organizada la sociedad (no sirve decir, por ejemplo; Asambleas horizontales sin ningún tipo de jerarquización ni de autoridad, hay que ser más profundos, hay que describirla y debatir sobre ella, la gente busca soluciones no eslóganes o máximas).
Una vez esté completado el punto de la difusión, deberíamos pasar al punto de la concienciación, el cual, muchas veces, puede ir paralelo al de la difusión. La concienciación se puede conseguir a través de actividades similares de difusión, debates, estudios conjuntos, hechos... Sobre todo el debate y la aplicación de valores claramente ácratas son las dos armas de concienciación que poseemos.
Por último pasaríamos al acto. El acto es la revolución tal y como la conocemos, la trasformación de la sociedad de forma radical (si se han realizado los dos puntos anteriores de manera satisfactoria, no haría falta la violencia, salvo que siga existiendo una fuerza represiva que oprima o coaccione este cambio). La gente puede ir trasformando la sociedad paralelamente al sistema actual hasta destruir éste y convertirlo legítimamente en la forma de vida común.
A día de hoy, y con esto termino, nos encontramos en el mejor momento para cambiar las cosas; si de verdad somos anarquistas, actuemos en consecuencia.
(Odio las camisetas de corazones vacíos y conciencias deshidratadas)
Pablo M. Testa
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